domingo, 12 de septiembre de 2010

ENTRE MERCADOS

A.- Buenos días, mercado B
B.- Y buenos que son, mercado A.
A.- ¿Cómo va todo?
B.- Estupendamente. Esta mañana, sin ir más lejos, me puse a jugar al Inviertoly con quince mil millones de bonos griegos y he acojonado a los gobiernos de media Europa en un par de horas.
A.- ¿Has sido tú?.
B.- El mismo.
A.- Te lo habrás pasado pipa.
B.- Tenías que haber visto a la Merkel, saltando de rabia en la puerta del Banco Central.
A.- Yo ayer desinvertí cuarenta mil millones de España, me los llevé a China pasándomelos por el forro de los letones y ahora los tengo en un paraíso fiscal sudamericano bailando salsa.
B.- Has hecho bien, el dinero necesita movimiento y alegría.
A.- ¿Quieres que desestabilicemos algún gobierno?
B.- ¿Ahora?. ¡Venga!
A.- Dime un país debilucho.
B.- Mmmmm… Portugal, por ejemplo.
A .- Dale caña a la deuda del Tesoro luso mientras yo doy la orden de retirar ochenta mil millones de Lisboa por Intranet.
B.- ¿Cómo quieres que les dejemos la confianza financiera?
A.- A nivel zarrapastroso.
B.- Espera que voy a soltar un bulo por e-mail.
A.- ¿Cuál?
B.- Que la deuda portuguesa tiene sífilis estructural.
A.- ¡Hala!
B.- Tú déjame a mí.
A.- Vale, vale. Cuando acabes me lo dices.
B.- Ya
A.- Métete a ver cómo va subiendo su diferencial con el bono alemán.
B.- ¡Jooooooder, qué paso lleva!
A.- Me gustaría ver la cara que pone Barroso.
B.- Ahora que lo dices: ¿Te acuerdas del careto de Zapatero anunciando el recorte de gastos sociales que le preparamos en mayo?
A.- ¡Huy, lo que nos pudimos reír!
B.- ¿Y, al inglés ese que gobierna su país a pachas?
A.- ¿Cameron?
B.- Sí. A ese le hemos dejado la libra esterlina como la mojama.
A.- Pues, ¿qué me dices del socio de Carla Bruni?
B.- Ese parece que prefiere meter mano a los jubilatas.
A.- Nosotros le mandamos que puteara, pero no a quién. Él vera.
B.- Para mi gusto, todavía tenemos que apretarles un poco más
A.- No te falta razón. Por ejemplo, en la reforma laboral española hemos sido un poco blandos.
B.- Todavía estamos a tiempo. ¿Qué podíamos hacer?
A.- Déjame pensar… ¿Qué te parece una indemnización por despido de veinte días por quinquenio trabajado, descontando vacaciones, sábados, domingos y fiestas de guardar?.
B.- Un poco light.
A.- ¿Y si descontamos también las noches?.
B.- Todavía sale mucha pasta.
A.- No sé, chico.
B.- ¡Ya lo tengo!. Toma nota: “En caso de que el trabajador sea despedido, deberá indemnizar al empresario con treinta días de curro gratis por año trabajado”.
A.- ¿Y si Zapatero no traga?.
B.- Le dices que en dos mañanas pasamos la deuda española de la AA+ a la ZZ-.

El mercado A escribe con entusiasmo lo que le ha dictado el mercado B, pincha la dirección electrónica del Presidente del Gobierno y se lo envía con esta nota: “Nueva cláusula a introducir por las buenas en la reforma laboral. Atentamente, los mercados”.

Al finalizar, A y B, cada uno con su portátil, juegan a desplazar miles de millones de euros por el mundo, sacando en cada movimiento una rentabilidad que usted y yo, amigo/a lector/a, seríamos incapaces.