LO QUE NOS DEBE LA
BANCA
sábado, 27 de octubre de 2012
lunes, 22 de octubre de 2012
EL PAÍS DONDE NO SE SABÍA
DIMITIR
No
se lo van a creer, pero en el país del que hablo nadie dimitía. Y no se piensen
que era por apego al cargo; sencillamente es que la gente no sabía dimitir.
Escenas como las que cuento a continuación eran de lo más habitual:
- Anda, Gutiérrez, sal del
Ayuntamiento y no vuelvas más, que no quiero verte ni en pintura – le decía el
alcalde a uno de sus concejales, al que había pillado reformándose la salita de
estar de su casa a cargo del presupuesto municipal.
- Si te estomaga mi presencia, ya
sabes, césame –respondía el edil, arrugando la frente.
- Vete tú, y así no damos cuartos
al pregonero.
- ¿Que me vaya yo? – señalaba Gutiérrez, sorprendido, apuntándose
con el dedo en la boca del estómago.
- Tienes razón, lo he dicho sin
pensar. Ya sé que no se puede ir uno, así como así –rectificaba el alcalde, pensativo,
paseando en línea recta por su despacho, desde la bandera al busto del rey y
viceversa.
- Yo me iría, pero no sé. ¿Cómo
se hará eso? – se preguntaba Gutiérrez en voz alta, con cara de llevar tiempo
en off.
- Ni idea, chico –respondía el alcalde
sin detener su paseo mecánico.
- Lo intentaré de todas formas,
pero no te garantizo nada- apuntillaba el otro sin saber por dónde empezar.
El
concejal entraba en su despacho y se ponía a escribir: “Yo, Fermín Gutiérrez Cárdenas,
Concejal Delegado de Obras, expongo lo siguiente: Aunque todo se debe a una venganza
política urdida contra mí por la pérfida oposición, soy inocente de lo que se
me acusa, pero dadas las circunstancias, presento, presento…” . Y ahí se
detenía, sin saber continuar, dando puñetazos como un poseso al teclado del
ordenador.
Así
se pasaba los días, intentándolo sin éxito, hasta que el alcalde, cansado de
esperar, acababa cesándole, claro, pero el concejal se iba del cargo sin haber
presentado la dimisión.
Le
ocurría a todo el mundo: gobernadores civiles, senadores, diputados… Cuando
algún superior les pedía que dejaran el cargo por propia voluntad, ponían una
mueca de idiota que daba no se qué verles.
Pasó
mucho tiempo hasta que un becario que se había metido entre pecho y espalda media
docena de masters a distancia, encontró la solución. “¿Dimisoni… sidimión… nisodím…?”,
repetía en voz alta una y otra vez, sin dar con la palabra exacta. Hasta que un
martes, de madrugada, se le encendió la neurona de guardia y fue a dar con la
combinación silábica perfecta. Eufórico, salió al balcón de la sede en pelota
picada gritando como un loco:
¡DI-MI-SI-ÓN!… ¡¡¡Eureka!!...
¡DI-MI-SI-ÓN!. Y se puso a dimitir él inmediatamente, a ver qué pasaba.
¿Te has vuelto majara?. Tiene que
dimitir alguien que tenga un cargo –le corrigió, más lúcido, su compañero de
análisis.
Entusiasmados,
esa misma mañana los becarios se dirigieron a la Asamblea regional y ofrecieron
su hallazgo a un diputado autonómico, sospechoso de haberse llevado el escaño a
su casa, con micrófono y todo, para montarse karaokes nocturnos con su señora.
Siguiendo
las instrucciones de los dos lumbreras, el diputado presentó oficialmente la
carta en la que aparecía por vez primera la palabra dimisión y, acto seguido,
abandonó el cargo, aunque sin saber exactamente qué suponía en realidad aquello.
Como
era previsible, esa tarde se sintió tan raro que el día siguiente regresó a su
puesto en la Asamblea ,
donde aún andaba el descubridor de la palabra, explicando su significado a los
presentes.
Pero, ¿tú no habías dimitido? -preguntó el joven estudioso al diputado,
cuando le vio entrar.
Sí, ¿y qué?
Entonces, ¿qué haces aquí otra
vez?
¿Cómo que qué hago?
Si dimites, como que dimites. No
aparezcas, tío.
¿Por qué? A mí nadie me ha
cesado.
Tú mismo, ¿es que no lo
entiendes?.
¿Yo mismo?. De eso, nada.
Como te explicamos ayer, dimitir
significa irse antes de que a uno le echen.
Le he estado dando vueltas toda
la noche, y eso es imposible. No se puede.
Y yo te digo que sí.
Di misa si te da la gana, pero en
este país solo hay dos maneras de dejar el cargo: o te cesan o te mueres –dijo
el tipo sintiéndose acosado; tanto, que inmediatamente se acercó al Vicepresidente
segundo de la Cámara
para quejarse.
Oye, Benavides, mira lo que dice este
soplagaitas – y le contó la incidencia, mientras señalaba despectivamente al descubridor.
Tonterías. Ese es un listo- acabó
Benavides, solidario, echándole el brazo por encima del hombro.
Y el diputado en cuestión, más
crecido que un déficit público, siguió encolado al puesto y al sueldo, a la espera
de que alguien le cesara.
jueves, 18 de octubre de 2012
FAVOR POR FAVOR
Por
si alguien todavía no se ha enterado bien, hemos hecho un inmenso favor a
nuestros socios europeos aceptando que nos concedan una línea de crédito (también
llamada “la eurobicoca”) de hasta 100.000 millones. Aún se desconocen los términos
exactos del contrato, pero no hay que descartar la posibilidad de que los
intereses nos los paguen ellos a nosotros, de forma que podamos ir amortizando
el principal de la línea sin darnos cuenta. Favor por favor.
IBERDROLA INFORMA
Hemos recibido en casa la última
factura de Iberdrola y, junto a ella, una carta pretendidamente aclaratoria que
empieza así: “Al objeto de facilitar la comprensión de la factura…”. Deseoso de
comprender, sigo leyendo y me encuentro, en resumen, con la siguiente
explicación:
1. Que me refacturan el 4º
trimestre de 2011 debido a los “precios de los peajes de acceso a las redes”, y
el 1º trimestre de 2012 para “sufragar los costes regulados del sistema de
revisión de precios de los peajes”.
2. Que la compañía me carga el
consumo de abril, al tener en cuenta “la Orden por la cual se aprueban los
peajes de acceso a partir del 1 de abril de 2012”.
La nota no sigue, pero confío en
que pronto manden otra sobre la parte contratante de la segunda parte. Hasta
entonces, lo que este ignorante usuario sabe es que con las tres refacturaciones
me ha subido el recibo de la luz un 13,80 % y que la culpa de todo no la tienen
ni Iberdrola ni el gobierno, sino los peajes de acceso a las redes, que por lo
visto salen por un ojo de la cara.
LOS PARADOS SON DE
ESPAÑA
También
la demagogia (como “degeneración de la democracia”, la define la RAE en su
segunda acepción) tiene límites, pero el portavoz parlamentario del PP, Alfonso
Alonso, no parece conocerlos. Decir que los desempleados sin prestación son los
parados de Zapatero, trasciende lo demagógico. Es, sencillamente, una indecencia.
A estas alturas, todo el mundo sabe porque las hemerotecas son testigos
insobornables, que el origen de la burbuja inmobiliaria -causa principal de que
millones de personas abandonaran estudios y oficios por el ladrillo y ahora se
vean en el paro- se fraguó siendo presidente del gobierno José María Aznar.
Después, Zapatero dejó que siguiera mandando el principio liberal laissez faire, laissez passer, y ese fue
su enorme, su inmenso error. Sin embargo, cuando una bomba estalla dejando
víctimas, no es el momento de discutir quién fue más culpable, si el que
fabricó la bomba o el que no la desactivó a tiempo, pudiendo hacerlo. Ahora,
señor Alonso, hay que socorrer a los heridos, que no son ni de Aznar ni de
Zapatero, sino de España, y el deber del gobierno, sea del partido que sea, es
atenderles sin rechistar.
MADRID: SANIDAD
PÚBLICA Y LISTAS DE ESPERA
POLÍTICOS
SEÑOR PRESIDENTE, TENGO UNA PREGUNTA PARA USTED
Algo imperdonable hemos debido hacer los funcionarios para
que nos baje el sueldo, aumente nuestra jornada laboral, nos reduzca a la mitad
los días libres y Beteta abogue porque se nos racione el café (a corto plazo no
contamos con cortes de luz, agua y gas, pero todo se andará). Como es de
justicia que el múltiple castigo recibido guarde cabal proporción con los
desatinos supuestamente perpetrados por nosotros, un repaso rápido a los
fiascos más notables debería bastar para dar con la o las causas. Veamos. De
los 23.465 millones de Bankia nos enteramos por de Guindos, o sea, que por eso
no es. Los agujeros de Caja Castilla-La Mancha, Caja de Ahorros del
Mediterráneo, Banco de Valencia y las cajas gallegas tampoco, porque se
hicieron con taladros privados. Los casos Nóos, Malaya, Campeón, ERE, Gürtel,
Palma Arena, ITV, Pretoria, Millet y ese largo etcétera de asuntos
putrefactos fueron orquestados por individuos sin plaza de
funcionario. Los aeropuertos de Castellón y Ciudad Real o el circuito de Fórmula
1 de Valencia, por citar solo tres ejemplos, se aprobaron sin nuestra
participación. Ninguno de nosotros votó los sueldos siderales de ministros,
diputados, consejeros, concejales y alcaldes. No podemos formar parte de los
defraudadores a los que Montoro recibe con los brazos abiertos, porque a
nosotros él sí que nos controla la nómina… ¿Entonces, qué hemos hecho nosotros
para merecer esto, señor presidente?.
A DON CRISTÓBAL MONTORO
El gobierno anda buscando dinero como loco en
los caladeros de las clases media y baja. Después de subirnos el IRPF, el IVA,
el IBI, el transporte, la luz y el gas; después de introducir el repago
sanitario, retirar la ayuda a los dependientes, facilitar los despidos, reducir
los salarios, mandar a miles de interinos al paro, etc. etc., y mientras
deciden cuándo y cuánto nos bajará las pensiones, usted, don Cristóbal, puede
combatir la ansiedad que toda espera produce rebañando aún más los bolsillos
más humildes; por ejemplo con la instalación de fontímetros en los
grifos de las fuentes (se cobraría por tragos), ludómetros en los
columpios, toboganes y balancines de los parques públicos, sombrómetros
en los árboles de copa hermosa y banquímetros en los bancos y poyos de
las aceras patrias. También ayudaría a cumplir los objetivos del déficit cobrar
peaje en los carriles-bici, gravar el cobijo que proporcionan las marquesinas y
aplicar un impuesto que actúe como cajón de sastre de ocurrencias futuras (el
IOFU). Lo que hay que hacer es darle más el tarro, don Cristóbal, hasta
dejarnos secos como la mojama a nosotros, a los de siempre.
En cuanto al capital de los de su clase y
condición, ya sabe que una parte de la riqueza la tienen a nombre de
testaferros, otra anda dando réditos en paraísos fiscales, y el resto lo
invierten en deuda pública, esa por la cual usted les paga de nuestros
bolsillos el 6 y pico por ciento de interés con fondos que ellos consiguen solo
al 1. En este último caso me estoy refiriendo a sus amigos los banqueros, ya
sabe.
Siempre ha habido ricos y pobres, señor
Montoro, y aunque no conocemos cuántos hay de cada grupo, lo que es seguro es
que con medidas como las que ustedes no se cansan de tomar, en España cada vez
hay menos ricos con mayor fortuna y más pobres con menos que llevarse a la
boca. Todo un éxito de su política popular.
miércoles, 17 de octubre de 2012
ÉPOCA
DE TRADICIÓN Y COSTUMBRES
Leo, que en un
pueblo de Albacete (Villarrobledo), el equipo de gobierno del PP ha decidido celebrar
el Día de la Mujer Rural, y para ello, doña Belén Torres, como así se llama la concejala
de allí y, a la vez, senadora, ha inaugurado una exposición de velos, rosarios,
misales y peinetas, en recuerdo de los atavíos que portaban las mujeres de los
años 50, “aquella época de tradición y costumbres”, según sus propias palabras.
Para completar la colección, propongo a la nostálgica edil que en las paredes
del museo municipal haga colgar los clásicos azulejos de cerámica con refranes
de aquel entonces dedicados a la mujer como: “La mujer casada, en casa y con la
pierna quebrada”, “La mujer traviesa, con azotes se endereza”, “A la mujer y a
la lechuga, por la cintura”, “A la mujer y a la mula, mano dura” y tantos otros
que reflejan el papel reservado a la mujer (rural y urbana) en aquellos tiempos
de sotana y coronilla. Ayudará a las nuevas generaciones de jóvenes a hacerse
una idea más exacta sobre “aquella época de tradición y costumbres”.
WERT
INNOVA LAS MATEMÁTICAS
José Ignacio
Wert ha introducido una innovación de alcance en el mundo de las matemáticas,
que el profesorado de esta disciplina debería incorporar a sus enseñanzas de
manera inminente. Según el ministro, con los recortes en Educación, “el número
de alumnos por clase no aumenta, se flexibiliza”. Pongamos un ejemplo para que
los chavales comprendan y asimilen la diferencia: si antes en su clase eran 28
y ahora son 33, no es porque ellos hayan aumentado en 5, sino porque se han flexibilizado.
Extrapolando el hallazgo al conjunto de la ciencia matemática, lo que los
estudiantes deben aprender, pues, es que, en contra de lo que se creía hasta
ahora, al ir de menos a más, los números no aumentan sino que se transforman,
varían, se modifican, cambian, se alteran, mudan, fluctúan; en definitiva, se
flexibilizan, pero en ningún caso crecen, se elevan o, mucho menos, aumentan.
Supongo que habrá que modificar los libros de texto, y rápido.domingo, 7 de octubre de 2012
CONTAR HASTA DIEZ
QUE VENGA DIOS Y LO
VEA
jueves, 4 de octubre de 2012
SANIDAD PÚBLICA A DOMICILIO
Llaman a la puerta
- ¿Quién es?
- El mensajero.
- Hola, buenas. ¿Qué quería?. No recuerdo haber pedido nada.
- ¿Vive aquí el enfermo Amancio Lista Despera?
- Sí. Está en la cama.
- Es de parte de la sanidad pública.
- ¿Qué trae ahí dentro?
- Un paquete con el instrumental para operaciones: bisturís, vendas, tijeras, anestesia, botella de suero, en fin…
- ¿Le van a operar aquí, en casa?
- Eso es.
- ¿Y cuándo viene el cirujano?
- ¿Qué cirujano?. Después de los recortes han quedado tan pocos que no dan a basto.
- ¿Quién le va a operar entonces?
- El mismo enfermo
- ¿A sí mismo?
- Él mejor que nadie sabe dónde tiene el mal.
- Pero si está anestesiado no va a…
- Anestesia local. No hay fondos para anestesiarle entero. Él se duerme la zona chunga y, cuando ya no la sienta, saca el bisturí y al toro que es una mona.
- Con lo cobardica que es, no sé si se atreverá.
- Le echa usted un par de lingotazos de coñac cabezón en la taza del desayuno y verá como sí.
- Además, lo que tiene mal es el riñón. No sé cómo se las va a apañar para operarse en la espalda.
- Es tan fácil como tumbarse boca abajo e instalar un juego de espejos en la habitación, de manera que pueda ver en cada momento y desde distintos ángulos, dónde se está metiendo mano.
- Un poco arriesgado, ¿no le parece?.
- También puede intervenirle algún familiar
- Menos mal que dan alternativa.
- Aquí le dejo el manual de instrucciones y un DVD para que observe con atención cómo operarse sin riesgo. Puede hacerlo usted misma, ya digo. Si sigue bien las directrices, será coser y cantar.
- Cortar y coser.
- Bueno, eso.
- Espere un momento: Veo que las instrucciones vienen en inglés, francés, alemán y japonés.
- Al final del todo hay un resumen en español
- ¿En esta página que dice: “Cómo operar por la vía rápida. Ahorre los pasos tontos”?
- Sí. Nosotros lo llamamos atajo quirúrgico.
- Me angustia un poco; no sé.
- Venga, señora, sea valiente. Ponga el DVD, verá qué sencillo.
- ¿Estará bien explicadito, verdad?
- No tiene pérdida. Primero vienen unas palabras de saludo que le mandan personalmente las autoridades políticas sanitarias. Preste atención porque inmediatamente después de que oiga decir: “La suma de todos”, empiezan los momentos de cirugía propiamente dichos.
- ¿Y, si la cosa se complica?
- Le da al Re-Play
- Estoy viendo que mi marido se me va.
- Seamos serios: ¿Adónde va a ir con el costado abierto?
- Que se me va, que se me muere.
- En ese caso, la Administración no se hace cargo, se lo advierto. Le traemos a casa el aparataje con las instrucciones y un apoyo visual de primer orden. Más no se puede hacer en estos momentos de crisis. Y ahora, por favor, firme debajo del recibí, y ponga su nombre y la fecha, que tengo pendientes otras siete entregas por aquí cerca. En quince días máximo vengo a recoger el utillaje.
- Si tuviera dinero, le operaría de pago.
- Pero no lo tiene, ¿a que no?
- Veré si puedo conseguirlo… ¡Eh, oiga, que se le ha caído del bolsillo una tarjeta!
- ¿Una tarjeta?... ¡Ah, sí!. Es propaganda de una clínica privada. Quédesela por si la necesita. Casualmente tengo más en la guantera del coche.
El comercial sanitario se mete en el furgón y acelera hacia la próxima entrega. La mujer, mira la tarjeta y mientras despide al agente, se la guarda en el bolsillo del delantal. Al cerrar la puerta, se dio cuenta de que hacía mucho que no le brotaba por todo el cuerpo un sudor tan frío.
Llaman a la puerta
- ¿Quién es?
- El mensajero.
- Hola, buenas. ¿Qué quería?. No recuerdo haber pedido nada.
- ¿Vive aquí el enfermo Amancio Lista Despera?
- Sí. Está en la cama.
- Es de parte de la sanidad pública.
- ¿Qué trae ahí dentro?
- Un paquete con el instrumental para operaciones: bisturís, vendas, tijeras, anestesia, botella de suero, en fin…
- ¿Le van a operar aquí, en casa?
- Eso es.
- ¿Y cuándo viene el cirujano?
- ¿Qué cirujano?. Después de los recortes han quedado tan pocos que no dan a basto.
- ¿Quién le va a operar entonces?
- El mismo enfermo
- ¿A sí mismo?
- Él mejor que nadie sabe dónde tiene el mal.
- Pero si está anestesiado no va a…
- Anestesia local. No hay fondos para anestesiarle entero. Él se duerme la zona chunga y, cuando ya no la sienta, saca el bisturí y al toro que es una mona.
- Con lo cobardica que es, no sé si se atreverá.
- Le echa usted un par de lingotazos de coñac cabezón en la taza del desayuno y verá como sí.
- Además, lo que tiene mal es el riñón. No sé cómo se las va a apañar para operarse en la espalda.
- Es tan fácil como tumbarse boca abajo e instalar un juego de espejos en la habitación, de manera que pueda ver en cada momento y desde distintos ángulos, dónde se está metiendo mano.
- Un poco arriesgado, ¿no le parece?.
- También puede intervenirle algún familiar
- Menos mal que dan alternativa.
- Aquí le dejo el manual de instrucciones y un DVD para que observe con atención cómo operarse sin riesgo. Puede hacerlo usted misma, ya digo. Si sigue bien las directrices, será coser y cantar.
- Cortar y coser.
- Bueno, eso.
- Espere un momento: Veo que las instrucciones vienen en inglés, francés, alemán y japonés.
- Al final del todo hay un resumen en español
- ¿En esta página que dice: “Cómo operar por la vía rápida. Ahorre los pasos tontos”?
- Sí. Nosotros lo llamamos atajo quirúrgico.
- Me angustia un poco; no sé.
- Venga, señora, sea valiente. Ponga el DVD, verá qué sencillo.
- ¿Estará bien explicadito, verdad?
- No tiene pérdida. Primero vienen unas palabras de saludo que le mandan personalmente las autoridades políticas sanitarias. Preste atención porque inmediatamente después de que oiga decir: “La suma de todos”, empiezan los momentos de cirugía propiamente dichos.
- ¿Y, si la cosa se complica?
- Le da al Re-Play
- Estoy viendo que mi marido se me va.
- Seamos serios: ¿Adónde va a ir con el costado abierto?
- Que se me va, que se me muere.
- En ese caso, la Administración no se hace cargo, se lo advierto. Le traemos a casa el aparataje con las instrucciones y un apoyo visual de primer orden. Más no se puede hacer en estos momentos de crisis. Y ahora, por favor, firme debajo del recibí, y ponga su nombre y la fecha, que tengo pendientes otras siete entregas por aquí cerca. En quince días máximo vengo a recoger el utillaje.
- Si tuviera dinero, le operaría de pago.
- Pero no lo tiene, ¿a que no?
- Veré si puedo conseguirlo… ¡Eh, oiga, que se le ha caído del bolsillo una tarjeta!
- ¿Una tarjeta?... ¡Ah, sí!. Es propaganda de una clínica privada. Quédesela por si la necesita. Casualmente tengo más en la guantera del coche.
El comercial sanitario se mete en el furgón y acelera hacia la próxima entrega. La mujer, mira la tarjeta y mientras despide al agente, se la guarda en el bolsillo del delantal. Al cerrar la puerta, se dio cuenta de que hacía mucho que no le brotaba por todo el cuerpo un sudor tan frío.
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