sábado, 12 de enero de 2013




LA HABILIDAD DE LASQUETTY
Si, como ha dicho el consejero Lasquetty, uno de los objetivos del plan privatizador de la sanidad pública madrileña es conseguir “una mayor motivación de los profesionales”, doy fe de que ha conseguido exactamente lo contrario: desde que anunció el programa, las protestas de los profesionales de la medicina han ido en aumento, hasta el punto de que 137 directivos de centros de salud le han hecho llegar su dimisión si no hay marcha atrás. No cabía esperar otra cosa: es como pretender que un enfermo de migrañas se anime, a base de aumentarle los dolores de cabeza. 
Ni siquiera en Google se encuentra un caso en el que la relación acicate aplicado-efecto conseguido, haya fracasado con tanto estrépito.
DATOS MACROECONÓMICOS
En una tira cómica del libro “Ponte en lo peor”, de Stuart Hample (Editorial TusQuets), Woody Allen le dice a una chica: “Tú y yo siempre lo pasamos bien”. A lo que ella responde: Tú lo pasas genial y yo lo paso fatal…lo que de promedio hace que lo pasemos bien”. He leído, que en el año 2012 nuestros ricos han aumentado significativamente su riqueza, y los pobres su miseria. Estemos atentos a la publicación de los indicadores macroeconómicos oficiales del año pasado y a la interpretación que hacen de ellos Montoro y de Guindos, porque igual no estamos tan mal como pensábamos.
PRACTICAR LA DEMOCRACIA
En un momento de la película Marea Roja (1995), del recientemente fallecido Tony Scott, con un cinismo casi obsceno, Gene Hackman (capitán del submarino) le dice a Denzel Washington (segundo de a bordo): “Estamos para gobernar la democracia; no para practicarla”. Exactamente eso es lo que le dirían los dirigentes de cualquier partido político español a un militante de base que exigiera democracia interna en su funcionamiento. Y ese es, a mi juicio, uno de los más graves defectos de que adolecen las organizaciones políticas de nuestro país: la inexistencia de democracia interna o la práctica tramposa de la misma, con los resultados ya conocidos: la perpetuación de quienes componen los aparatos y la consiguiente falta de frescura ideológica.
GANAR ELECCIONES NO AUMENTA LA LISTEZA
Por sus comportamientos, da la impresión de que algunos políticos, desde alcaldes y concejales hasta diputados y ministros, cuando salen elegidos y ocupan sus cargos, piensan que las urnas, además de otorgarles temporalmente el poder, les insuflan sabiduría, de manera que se sienten mucho más inteligentes que antes del recuento de votos. No quiero contar cuando consiguen mayoría absoluta; en ese caso, ven crecer vertiginosamente sus conocimientos en 3D, hasta el punto de llegar a creerse casi infalibles en la acción de gobierno. En cualquier asunto de su competencia la razón es suya (la poseen); se la den o se la quiten los acontecimientos.
Que sepamos, la Ley D´Hont, por desgracia, no tiene la virtud de convertir a los mediocres en sabios, pero puede hacerles creer que lo son; lo cual es un peligro.
AGUIRRE: CRISTIANISMO Y LIBERTAD
He leído, que Esperanza Aguirre aprovechó los días de Navidad para ensalzar sus creencias religiosas y, dado que el Pisuerga pasa por Valladolid, arremeter contra la izquierda. Del amor al prójimo, dijo así: "Los cristianos lo llamamos caridad. Y de ella proviene, aunque no quieran enterarse algunos, la ahora tan citada y tan poco practicada solidaridad". Sin embargo, no sé que la cristianísima expresidenta madrileña haya levantado su voz contra la medida de dejar sin tarjeta sanitaria a unos de los prójimos más necesitados de solidaridad: los inmigrantes sin papeles. Confío en que lo haga ahora, que tiene más tiempo para pensar.
Otros párrafos de su homilía merecerían también tratamiento, pero por razones de espacio, selecciono este en el que afirmó lo siguiente: “En el cristianismo está también implícito un mensaje de libertad, y eso de la libertad siempre ha asustado mucho a los españoles de izquierda". Por fin el revisionismo histórico ha puesto las cosas en su sitio: mientras agitadores como Mayor Oreja, Fraga y ella misma, luchaban con firmeza por la libertad contra la dictadura franquista, jugándose incluso la vida, las gentes de izquierdas, temerosas, acudían con banderas nacionales a la Plaza de Oriente a pedir al Caudillo mano dura con los subversivos. ¿O no fue así?.
TRABAJAR CON EMPEÑO
Sostiene Mariano Rajoy, que si todos trabajáramos con empeño, las cosas irían mejor. Debe referirse a todos los que tienen trabajo, porque para 25 de cada cien españoles en edad de trabajar no hay empeño que valga, puesto que se encuentran en situación de desempleo, y no parece que la política laboral del gobierno esté resolviendo el problema, sino agravándolo. Por lo que se refiere a los que conservamos el puesto de trabajo, habrá que recordar al Presidente que vivimos en una sociedad regida por las leyes del mercado, según las cuales cada relación económica se mueve en función de su contrapartida. Si aceptamos las normas del juego, resulta cuando menos sorprendente que a cambio de una reforma laboral que ha propiciado una bajada general de salarios, nos pida más tesón en el tajo. En un apalabra: pretende que trabajemos más y mejor por un salario peor. ¿En qué siglo cree el Presidente que estamos?.
NO EXAGEREMOS
En su afán de desgastar al gobierno sea como sea, dicen arteramente las lenguas de doble filo, que en los últimos meses no hay colectivo en España que no haya manifestado públicamente su disgusto por la política económica y social de Mariano Rajoy y sus ministros. Pues bien, he de decir que eso no es cierto. Banqueros, patronos, empresarios vips, aristócratas, propietarios de grandes fortunas, visitantes asiduos de paraísos fiscales, especuladores financieros, miembros de la nobleza y, por supuesto, el clero, no han dicho esta boca es mía; de manera, que no exageremos.
GOBIERNO DEMOCRÁTICO Y ESTADO MODERNO
A diferencia del Estado inicial, cuyos dirigentes se ocupaban de salvaguardar los privilegios de los sectores minoritarios, manteniendo al pueblo sojuzgado, la razón de ser del Estado democrático moderno es servir a los intereses de la mayoría de la población y, particularmente, ayudar mediante políticas fiscales de redistribución de rentas, a aquellos que, por su situación, carecen de los medios necesarios para alcanzar una vida digna. Sin embargo, lo cierto es que, en los países en crisis como el nuestro, los gobiernos elegidos para llevar a cabo esa misión se han puesto servil y descaradamente al servicio de los más poderosos (y tramposos), sometiendo a sus pueblos a un régimen insoportable de sacrificios que nos devuelve a épocas que creíamos superadas para siempre.
¿Para qué le sirve al pueblo un gobierno que protege más a los ya protegidos por su fortuna? ¿No le abochorna, al señor Rajoy y compañía, seguir rebuscando en los bolsillos que ya solo guardan calderilla, mientras miman el billetaje de las carteras más sobresalientes?.

EL PORTAVOZ

 
Aquella tarde llamaron al portavoz por teléfono.

 - Oye, te llamo del partido: que vayas a la radio dentro de una hora a defender una bajada de impuestos que va a aprobar el gobierno mañana por la mañana. Lo que no sé es de qué impuestos se trata.
- Da igual. Tú déjalo de mi cuenta. ¿Adónde hay que ir, a la emisora de siempre?.
- Eso es. Venga, vuela.

El portavoz se ducha, saca del armario un traje acorde con la ocasión, se anuda la corbata y sale de casa en dirección a la radio.
- Hola, buenas. Venía a lo de la entrevista. Supongo que ya le habrán avisado desde el partido.
- Desde luego- responde el presentador. Pase, pase. Dentro de unos minutos estaremos en el aire.

El portavoz se recoloca la chaqueta y, a los pocos segundos, le dicen que pase al locutorio porque la entrevista va a comenzar. Después de la presentación, el entrevistador le pregunta:
- ¿Qué puede decirnos de la bajada de impuestos que prepara el gobierno?
- Bueno… se trata de una reducción ya anunciada en nuestro programa electoral,  que contribuirá a mejorar la situación en la medida que favorece el consumo de las familias; consumo que mejorará la calidad de vida de todos; con lo cual pronto verán aumentados los niveles de satisfacción, porque lograr la satisfacción de los ciudadanos es la primera tarea de cualquier gobierno.

En ese momento, desde fuera hacen una seña al locutor indicándole que interrumpa la entrevista. Se abre la puerta y entra un empleado de la emisora.
- Llaman al señor portavoz por el teléfono fijo. Es urgente.
El portavoz sale de la habitación y se pone al aparato.
- ¿Qué pasa? – pregunta
- Soy yo otra vez. Oye tío, que me equivoqué: en vez de bajar los impuestos, los subimos. Defiéndelo.
- Hecho –responde, seguro de sí mismo.

El portavoz vuelve al locutorio y le cuenta al entrevistador el motivo de la llamada.
- Señores radioyentes –reinicia el presentador- antes preguntábamos al portavoz por la bajada de impuestos que aprobaría el gobierno, pero resulta que en vez de bajarlos, los va a subir. ¿Cómo explica esto?
- Muy fácil. Los impuestos en nuestro país son mucho más bajos que en otros lugares de su mismo entorno y, por tanto, bajarlos de manera importante no es posible puesto que no hay margen razonable para ello: enseguida chocaríamos contra el suelo tributario; suelo tributario que no puede bajarse porque todo suelo es suelo, y debajo del suelo está el subsuelo, pero esa es otra historia, como usted bien sabe. Para reducir impuestos, antes hay que subirlos. Es pura lógica: solo desde la altura se baja. Bajar desde la bajura es tontería, ¿no le parece?.
-          Sin embargo…
-          Veo que lo ha entendido, como también lo habrán hecho todos los oyentes de esta prestigiosa emisora en la que usted trabaja tan magníficamente, por cierto.
-          Ya. Lo que pasa es que choca oírle defender algo y su contrario en menos de minuto y medio.
-          Es que las cosas son cambiantes, señor mío. Ya lo dijo el filósofo: Todo pasa, nada es. Y ahora, seguro que me disculpan si les dejo, porque tengo otro acto a unos cuantos kilómetros de aquí. Buenas tardes.

El portavoz se levanta, saluda con sonrisa elástica y se las pira con sus principios a otra parte a defender lo que haga falta. Mientras camina hacia el coche, recibe una llamada de felicitación del presidente de su partido.