martes, 4 de noviembre de 2014

DUELE


Duele tener que conformarte con ver a tus hijos, que se fueron lejos huyendo del desempleo crónico, a través de una pantalla de ordenador. Duele leer que acaban de desahuciar a una pareja de ancianos que avalaron con su humilde vivienda la deuda que su hijo no pudo pagar al banco porque su empresa le incluyó en un ERE infame. Duele escuchar al presidente del Gobierno hablando de crecimiento económico, mientras conocemos que España es el segundo país de la Unión Europea con mayor pobreza infantil. Duele saber que algunos de tus amigos la única calefacción que tendrán este invierno en casa será una manta. Duele recordar el tiempo en que con la pensión, los abuelos compraban juguetes a los nietos y no pan para matar el hambre. Duele abrir los ojos cada mañana y comprobar que los causantes de este gigantesco fraude, de esta indecencia, continúan mandando.

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