sábado, 12 de enero de 2013


EL PORTAVOZ

 
Aquella tarde llamaron al portavoz por teléfono.

 - Oye, te llamo del partido: que vayas a la radio dentro de una hora a defender una bajada de impuestos que va a aprobar el gobierno mañana por la mañana. Lo que no sé es de qué impuestos se trata.
- Da igual. Tú déjalo de mi cuenta. ¿Adónde hay que ir, a la emisora de siempre?.
- Eso es. Venga, vuela.

El portavoz se ducha, saca del armario un traje acorde con la ocasión, se anuda la corbata y sale de casa en dirección a la radio.
- Hola, buenas. Venía a lo de la entrevista. Supongo que ya le habrán avisado desde el partido.
- Desde luego- responde el presentador. Pase, pase. Dentro de unos minutos estaremos en el aire.

El portavoz se recoloca la chaqueta y, a los pocos segundos, le dicen que pase al locutorio porque la entrevista va a comenzar. Después de la presentación, el entrevistador le pregunta:
- ¿Qué puede decirnos de la bajada de impuestos que prepara el gobierno?
- Bueno… se trata de una reducción ya anunciada en nuestro programa electoral,  que contribuirá a mejorar la situación en la medida que favorece el consumo de las familias; consumo que mejorará la calidad de vida de todos; con lo cual pronto verán aumentados los niveles de satisfacción, porque lograr la satisfacción de los ciudadanos es la primera tarea de cualquier gobierno.

En ese momento, desde fuera hacen una seña al locutor indicándole que interrumpa la entrevista. Se abre la puerta y entra un empleado de la emisora.
- Llaman al señor portavoz por el teléfono fijo. Es urgente.
El portavoz sale de la habitación y se pone al aparato.
- ¿Qué pasa? – pregunta
- Soy yo otra vez. Oye tío, que me equivoqué: en vez de bajar los impuestos, los subimos. Defiéndelo.
- Hecho –responde, seguro de sí mismo.

El portavoz vuelve al locutorio y le cuenta al entrevistador el motivo de la llamada.
- Señores radioyentes –reinicia el presentador- antes preguntábamos al portavoz por la bajada de impuestos que aprobaría el gobierno, pero resulta que en vez de bajarlos, los va a subir. ¿Cómo explica esto?
- Muy fácil. Los impuestos en nuestro país son mucho más bajos que en otros lugares de su mismo entorno y, por tanto, bajarlos de manera importante no es posible puesto que no hay margen razonable para ello: enseguida chocaríamos contra el suelo tributario; suelo tributario que no puede bajarse porque todo suelo es suelo, y debajo del suelo está el subsuelo, pero esa es otra historia, como usted bien sabe. Para reducir impuestos, antes hay que subirlos. Es pura lógica: solo desde la altura se baja. Bajar desde la bajura es tontería, ¿no le parece?.
-          Sin embargo…
-          Veo que lo ha entendido, como también lo habrán hecho todos los oyentes de esta prestigiosa emisora en la que usted trabaja tan magníficamente, por cierto.
-          Ya. Lo que pasa es que choca oírle defender algo y su contrario en menos de minuto y medio.
-          Es que las cosas son cambiantes, señor mío. Ya lo dijo el filósofo: Todo pasa, nada es. Y ahora, seguro que me disculpan si les dejo, porque tengo otro acto a unos cuantos kilómetros de aquí. Buenas tardes.

El portavoz se levanta, saluda con sonrisa elástica y se las pira con sus principios a otra parte a defender lo que haga falta. Mientras camina hacia el coche, recibe una llamada de felicitación del presidente de su partido.

 

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