DE
PÁJAROS Y BILLETES
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Más vale pájaro en mano que cien volando.
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¿Cien qué?
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Qué va a ser: pájaros.
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Según. Si el que tienes en la mano es un
gorrión esmirriado y los cien que vuelan son águilas, no hay punto de
comparación.
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El refrán quiere decir que es mejor coger
algo seguro, aunque sea poco, que mucho más, pero que esté en el aire.
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¿En el aire? No te entiendo, Fernando.
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Mira, por ejemplo: yo te doy ahora dos
billetes de cincuenta euros por tu cara bonita, pero te prometo trescientos si
te esperas.
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¿Si me espero cuánto?
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Hasta que yo diga.
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Pues dilo ya.
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Así no es la cosa.
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Yo me espero lo que haga falta si no me
quitas los dos billetes de cincuenta.
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Eso
no es así. Yo te doy los dos de cincuenta ahora o los trescientos cuando pueda.
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¿Y
los dos que me dabas?
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Vuelan.
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Mira, como los pájaros.
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Eso
es.
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Es, pero no debería ser. Santa Rita, Rita,
Rita, lo que se da ya no se quita.
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Tienes que elegir, ¿lo entiendes?
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Mucha pasta es esa. ¿De dónde la vas a
sacar?
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Estamos hablando en sentido figurado.
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Eso tú. Yo hablo en sentido literal,
Fernando.
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Entonces hablamos de pájaros y punto.
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Ahora no te eches atrás.
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No te voy a dar ni dos billetes, ni trescientos.
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Entonces, ¿para qué te pones?
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¿Que yo me pongo?
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Sí, te pones en plan generoso sin que yo
te haya pedido nada, y luego donde dije digo, digo Diego.
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Estoy pensando que he puesto un mal
ejemplo.
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Será para ti. A mí me viene cojonudo.
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Otro día seguimos hablando. Ahora tengo
que ir a la compra.
- Y tendrás el valor de pagar con mis dos billetes de cincuenta.
F
Fernando
echa a correr como un desatalentado, con el carrito de la compra.