martes, 8 de octubre de 2024

 

LADRÓN APOCADO

¡Ringggg!

-        ¿Quién será a estas horas?

¡Ringggg!

-        Voy, voy. Qué prisas.

Abre la puerta

-        Buenas noches

-        Pero hombre de Dios, que son las cuatro de la madrugada. ¿Qué quiere?

-        Con su permiso. Vengo a robar.

-        Vaya horitas trae. ¿No puede venir después de las nueve?

-        No. Estoy a tope.

-        Es que me coje usted en pijama.

-        A mí me da igual, pero si quiere, espero a que se vista o vengo otro día.

-        No, no hace falta… pero haga el favor de quitarse la media que lleva en la cabeza. Se va a asfixiar.

-        No debo. Soy un ladrón.

-        Ya, pero hay ladrones que se ponen un antifaz. Es menos incómodo.

-        Con la media en la cabeza se mete más miedo.

-         Bueno, robe pero no haga ruido que están los niños durmiendo.

-        ¿Qué tiene usted de valor?

-        Poca cosa

-        Alguna pulsera, un collar, una colección de sellos, una cubertería de plata… no sé, algo.

-        Cuatro baratijas que compró mi mujer en el mercadillo

-        ¿Y aceite?

-        De colza. Medio litro.

-        Déjelo. Deme el dinero en efectivo que tenga, si no es mucha molestia..

-        Suelo pagar con tarjeta, de manera que solo tengo calderilla.

-        Menos da una piedra.

-        Tengo el monedero en mi cuarto.

-        Vaya, vaya a por él. No hay prisa.

Vuelve con el monedero en la mano.

-        ¿Quiere también las monedas de un céntimo y de dos?

-        Llevo ya tantas, que no me caben en el saco.

-        Se las cambian en el banco, pero antes de entrar tiene usted que quitarse la media.

-        Me da corte.

-        Otra cosa no le puedo ofrecer.

-        Hoy llevo un día…

-        ¿Están las cosas mal?

-        Peor que mal. Los ladrones de poca monta estamos en las últimas

-        Convoquen una huelga frete al Ministerio del Interior.

-        Quite, quite..

-        Digo yo una cosa: ¿por qué no se recicla para ser ladrón de mucha monta?

-        Hay que hacer planos, controlar los tiempos, comprar detectores, vigilar los movimientos… Es mucho curro.

-        Pero compensa el botín.

-        Yo es que robo por mi cuenta.

-        ¿No tiene compinches?

-        Soy yo solo.

-        Eso tiene remedio

-        Es que estoy de bajón

-        Anímese, hombre. Así no saldrá nunca de la miseria. Si quiere, yo puedo echarle una mano.

-        Se lo agradecería infinito.

-        Espere. Cojo una media de mi mujer y vamos a tope.

-        No sé. Me da cosa.

-        ¿Pero no es usted ladrón?

-        Si, pero siempre pido permiso antes de robar.

-        Así no llega a ninguna parte.

-        Es mi carácter.

-        Véngase conmigo. Daremos los golpes entre los dos.

Salen de la casa sin hacer ruido y se dirigen a la gasolinera más próxima. El ladrón, siempre va detrás. Le puede el remordimiento.

 

 

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