viernes, 27 de diciembre de 2013


DINERO BLANCO Y DINERO NEGRO

 

- Oye, ¡pssch!… tú…¡eh… tú!

- ¿Es a mí?

- Sí, a tí. ¿Por qué te escondes?

- No me escondo. Es mi naturaleza.

-¿Quién eres?.

- ¡Chssssssss!, habla más bajo, que pueden oírte.

- Pregunto que cómo te llamas.

- Dinero en B

- ¿Qué nombre es ese?.

- Dinero negro, que pareces tonto.

- ¿El opaco al fisco?.

- Ese. Si te preguntan, tú no me has visto.  

- ¿De dónde sales?.

- De las cloacas.

- Así vas tú, de guarro.

- Como que me crío en los desagües del sistema.

- Debes conocer a muchas ratas, entonces.

- Con nombres y apellidos. Otras solo responden por las iniciales.

- Y, ¿qué haces por aquí afuera?.

- Busco algún negocio a ver si me blanqueo.

- Podías haber aprovechado la amnistía fiscal.

- A las ratas no les interesaba. El diez por ciento era mucha pasta y el buen queso de importación está muy caro.

- Además de ilegales son unas rácanas, perdona que te diga.

- Dí lo que quieras, pero se lo montan dabuti.

- Hasta que las pillen.

- ¿Quién, Montoro?. No me hagas reír. Igual llega antes otra amnistía fiscal más barata y entran.

- ¿Qué medio de transporte usas normalmente para viajar de incógnito?

- Antes el maletín, ya sabes,  pero como cantaba mucho, me pasaron al sobre.

- Y, ¿qué tal?.

- En general, bien. Adopto la forma de billetes de 500 y quepo en cualquier bolsillo fondón.

-  Hace poco también te vieron en la rendija de un muro.

- Cierto. En materia de depósitos estratégicos tengo varias alternativas: huecos de árboles, boquetes en fachadas, entre adoquines, debajo de una teja...

- Esos escondrijos son para corruptelas de poca chicha, ¿no?.

- Depende. Si el unte se repite con regularidad, no creas. De todos formas, para grandes cantidades lo que más utilizo son las bolsas de basura.

- De las negras. Lo he visto por la tele.

- Al principio, sí, pero daban una impresión muy cutre. Ahora me meten en bolsas ecológicas con aroma de pino. Dan otra presencia y, de paso, se respeta el medio ambiente.

- No sé qué haces, que últimamente estás en boca de toda España.

- Sí. Tengo problemas porque hay quienes tienen la costumbre de apuntarme en libretas de estrangis que luego se tiran a la cabeza unos a otros.

- Con las ratas, ya se sabe.

- Bueno, mucho hablar de mí, pero yo no sé quién eres tú.

- El dinero blanco.

- Qué suerte. Podías blanquearme, ya que nos hemos encontrado.

- No puedo.

- ¿Por qué?

- Estoy de auditoría.

- ¿De auditoría? ¿Eso qué es?

- Un chequeo, a ver si tengo lo que digo que tengo.

- ¿Lo tienes?.

- Si no lo tuviera no me harían la auditoría.

- ¿Quién te la hace?.

- Los que saben que tengo lo que tengo.

- Eso es como hacerse un examen en el que uno mismo se corrige la pregunta que se ha puesto.

- Qué quieres que yo te diga.

- ¿Y qué pasa con la pasta que ves moverse a tu alrededor pero que no te consta?

- ¿Te refieres a ti?

- ¿A mí?. Yo no sé nada. Ahora mismo me vuelvo a la alcantarilla.

 
Dinero negro mira a su alrededor, y antes de que dinero blanco haga intento de llamar a la brigada anticorrupción, desaparece por el colector, aparcando el negocio de blanqueo para mejor ocasión. Abajo, le esperan las ratas, que siguen de festín.

No hay comentarios: