EL ATAÚD
Cliente (entra llorando).- Muy horrendas
Dependiente.- Sólo mortecinas
Cliente.- Quisiera un ataúd.
Dependiente.- ¿Lleno o vacío?
Cliente.- ¿Los venden también llenos?
Dependiente.- Hay gente sin muerto que llevarse al lacrimal y tenemos que darle servicio.
Cliente.- Pues yo, si el muerto no es mío no le lloro. Y no porque no quiera; es que no me sale.
Dependiente.- Eso ya va en el carácter. Bueno, aquí puede ver varios modelos. Éste, por ejemplo, le tenemos en oferta: tres por el precio de dos.
Cliente.- Es una ganga, lo que pasa es que yo sólo tengo un muerto.
Dependiente.- Hágale tres trozos y le entrará en la vida eterna con más holgura. Eso al espíritu, mal no le hace.
Cliente.- Hombre, ya, pero hágase cargo.
Dependiente.- La única pega que veo es que el muerto se desperdigue, pero puede hacer otra cosa: un tríplex de bricolage.
Cliente.- Es que me da no sé qué dejar a la gente en el duelo con el cadáver y ponerme a serrar enmedio.
Dependiente.- Diga que le echen una mano
Cliente.-¿Y dejar al difunto solo, para una vez que se muere?. No hago yo eso.
Dependiente.- Oiga, ¿y si los dos ataúdes que le sobran los guarda bajo la cama de matrimonio para cuando se produzcan los óbitos gananciales?
Cliente.- Qué mal rollo.
Dependiente.- Mejor situados, imposible.
Cliente.- Que no, que se llenan de pelusa.
Dependiente.- Aquí hay uno de ocasión que le va a gustar: es usado, pero está como nuevo.
Cliente.- ¿Cómo que usado?
Dependiente.- De un tipo que estaba mal muerto
Cliente.- ¿Y, alguno de estreno que no sea caro?
Dependiente.- Aquél pequeño de allí resulta algo más económico, pero el cadáver tiene que ir muy resumidito.
Cliente.- ¿Sabe cómo se prepara?
Dependiente.- Se pone el muerto en posición esquemática y se deja enfriar.
Cliente.- Al ver si luego le van a poner pegas para entrar en el cielo y se me va a estar presentando cada dos por tres.
Dependiente.- Llevando una buena almohada cervical, incluso accedería a lo eterno en mejores condiciones físicas. Pruebas de ello es cierto que no hay, pero tampoco de lo contrario, y eso ya es algo.
Cliente.- ¿Y, otros féretros?
Dependiente.- Tengo varios de cartón piedra, pero no se los recomiendo para el invierno, porque si llueve durante el entierro te quedas con el finado a la intemperie. Bien es verdad que como está muerto, ya trancazos no coge. Eso, usted verá.
Cliente.- ¿Y aquéllos tan raros?
Dependiente.- De raros, nada. Se adaptan a la postura en que los familiares quieran enterrar al occiso.
Cliente.- Ay, qué bien. Me va a poner ese en forma de silla. El pobre se pasó 40 años trabajando en una oficina. Extrañará menos el cambio.
Dependiente.- ¿Lo quiere en sillón giratorio o en silla para las visitas?
Cliente.- Poco podrá girar, el pobre.
Dependiente.- Eso depende. En caso de terremoto los desplazamientos subterráneos se ejecutan con el giratorio divinamente.
Cliente.- Para ese plan le compro una silla de ruedas.
Dependiente.- Ya; lo que pasa es que si encima de que se muere, va usted y le amortaja de paralítico, parecerá una represalia.
Cliente.- No había caído yo en eso, ¿ve?
Dependiente.- Lógico. Yo lo domino porque es mi oficio. ¿Se lo pongo con escritorio, o sólo lo que es el cuerpo?
Cliente.- Es que lo del sillón giratorio no acabo de verlo. Por aquí el terremoto se da poco.
Dependiente.- Entiérrelo en San Francisco.
Cliente.- Por no ir hasta allí...
Dependiente.- Además, así tendrá un buen pretexto para no llevarle flores todos los años el día de los santos.
Cliente.- Venga, vale; me llevo el gitarorio y un billete de avión.
Dependiente.- Para servirle.
Cliente (entra llorando).- Muy horrendas
Dependiente.- Sólo mortecinas
Cliente.- Quisiera un ataúd.
Dependiente.- ¿Lleno o vacío?
Cliente.- ¿Los venden también llenos?
Dependiente.- Hay gente sin muerto que llevarse al lacrimal y tenemos que darle servicio.
Cliente.- Pues yo, si el muerto no es mío no le lloro. Y no porque no quiera; es que no me sale.
Dependiente.- Eso ya va en el carácter. Bueno, aquí puede ver varios modelos. Éste, por ejemplo, le tenemos en oferta: tres por el precio de dos.
Cliente.- Es una ganga, lo que pasa es que yo sólo tengo un muerto.
Dependiente.- Hágale tres trozos y le entrará en la vida eterna con más holgura. Eso al espíritu, mal no le hace.
Cliente.- Hombre, ya, pero hágase cargo.
Dependiente.- La única pega que veo es que el muerto se desperdigue, pero puede hacer otra cosa: un tríplex de bricolage.
Cliente.- Es que me da no sé qué dejar a la gente en el duelo con el cadáver y ponerme a serrar enmedio.
Dependiente.- Diga que le echen una mano
Cliente.-¿Y dejar al difunto solo, para una vez que se muere?. No hago yo eso.
Dependiente.- Oiga, ¿y si los dos ataúdes que le sobran los guarda bajo la cama de matrimonio para cuando se produzcan los óbitos gananciales?
Cliente.- Qué mal rollo.
Dependiente.- Mejor situados, imposible.
Cliente.- Que no, que se llenan de pelusa.
Dependiente.- Aquí hay uno de ocasión que le va a gustar: es usado, pero está como nuevo.
Cliente.- ¿Cómo que usado?
Dependiente.- De un tipo que estaba mal muerto
Cliente.- ¿Y, alguno de estreno que no sea caro?
Dependiente.- Aquél pequeño de allí resulta algo más económico, pero el cadáver tiene que ir muy resumidito.
Cliente.- ¿Sabe cómo se prepara?
Dependiente.- Se pone el muerto en posición esquemática y se deja enfriar.
Cliente.- Al ver si luego le van a poner pegas para entrar en el cielo y se me va a estar presentando cada dos por tres.
Dependiente.- Llevando una buena almohada cervical, incluso accedería a lo eterno en mejores condiciones físicas. Pruebas de ello es cierto que no hay, pero tampoco de lo contrario, y eso ya es algo.
Cliente.- ¿Y, otros féretros?
Dependiente.- Tengo varios de cartón piedra, pero no se los recomiendo para el invierno, porque si llueve durante el entierro te quedas con el finado a la intemperie. Bien es verdad que como está muerto, ya trancazos no coge. Eso, usted verá.
Cliente.- ¿Y aquéllos tan raros?
Dependiente.- De raros, nada. Se adaptan a la postura en que los familiares quieran enterrar al occiso.
Cliente.- Ay, qué bien. Me va a poner ese en forma de silla. El pobre se pasó 40 años trabajando en una oficina. Extrañará menos el cambio.
Dependiente.- ¿Lo quiere en sillón giratorio o en silla para las visitas?
Cliente.- Poco podrá girar, el pobre.
Dependiente.- Eso depende. En caso de terremoto los desplazamientos subterráneos se ejecutan con el giratorio divinamente.
Cliente.- Para ese plan le compro una silla de ruedas.
Dependiente.- Ya; lo que pasa es que si encima de que se muere, va usted y le amortaja de paralítico, parecerá una represalia.
Cliente.- No había caído yo en eso, ¿ve?
Dependiente.- Lógico. Yo lo domino porque es mi oficio. ¿Se lo pongo con escritorio, o sólo lo que es el cuerpo?
Cliente.- Es que lo del sillón giratorio no acabo de verlo. Por aquí el terremoto se da poco.
Dependiente.- Entiérrelo en San Francisco.
Cliente.- Por no ir hasta allí...
Dependiente.- Además, así tendrá un buen pretexto para no llevarle flores todos los años el día de los santos.
Cliente.- Venga, vale; me llevo el gitarorio y un billete de avión.
Dependiente.- Para servirle.
1 comentario:
Qué divertido!!
Un toque de humor para estos temas viene muy bien!
Gracias y saludos!!
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