CONTAR HASTA DIEZ
En
2012, el gobierno de España ha ordenado a mi Ayuntamiento que me baje el sueldo
y me suba la jornada de trabajo. Para acompañar estas medidas, el gobierno
municipal ha creído que el 8 por ciento de subida del IBI propiciado por Hacienda
era poco, y me ha obsequiado con otro 9 por ciento más. Eso, este año, porque
en 2013, además, me congelarán el sueldo (es decir, me lo bajarán lo que suba
el IPC) y diré adiós a 2/3 de los días
libres (que no eran sino la compensación por tener salarios más bajos que en el
mundo laboral privado). Por otra parte, anuncian que me jubilaré más tarde
(tengo 62 muy cumplidos) cobrando una pensión cada vez menor. Si a eso añado
que los medios materiales de que dispongo para trabajar están cada vez más
deteriorados por falta de mantenimiento, y que son los que utilizo para atender
a una ciudadanía cuyo nivel de enfado crece por momentos, cualquiera
comprenderá que se dan todas las circunstancias para que mi motivación no crezca
lo que España demanda, y que cuando oigo decir a un ministro que las medidas
que se están tomando son para garantizar la calidad de los servicios públicos, me
ponga a contar hasta diez.
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