SEÑOR PRESIDENTE, TENGO UNA PREGUNTA PARA USTED
Algo imperdonable hemos debido hacer los funcionarios para
que nos baje el sueldo, aumente nuestra jornada laboral, nos reduzca a la mitad
los días libres y Beteta abogue porque se nos racione el café (a corto plazo no
contamos con cortes de luz, agua y gas, pero todo se andará). Como es de
justicia que el múltiple castigo recibido guarde cabal proporción con los
desatinos supuestamente perpetrados por nosotros, un repaso rápido a los
fiascos más notables debería bastar para dar con la o las causas. Veamos. De
los 23.465 millones de Bankia nos enteramos por de Guindos, o sea, que por eso
no es. Los agujeros de Caja Castilla-La Mancha, Caja de Ahorros del
Mediterráneo, Banco de Valencia y las cajas gallegas tampoco, porque se
hicieron con taladros privados. Los casos Nóos, Malaya, Campeón, ERE, Gürtel,
Palma Arena, ITV, Pretoria, Millet y ese largo etcétera de asuntos
putrefactos fueron orquestados por individuos sin plaza de
funcionario. Los aeropuertos de Castellón y Ciudad Real o el circuito de Fórmula
1 de Valencia, por citar solo tres ejemplos, se aprobaron sin nuestra
participación. Ninguno de nosotros votó los sueldos siderales de ministros,
diputados, consejeros, concejales y alcaldes. No podemos formar parte de los
defraudadores a los que Montoro recibe con los brazos abiertos, porque a
nosotros él sí que nos controla la nómina… ¿Entonces, qué hemos hecho nosotros
para merecer esto, señor presidente?.
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