LOS PARADOS SON DE
ESPAÑA
También
la demagogia (como “degeneración de la democracia”, la define la RAE en su
segunda acepción) tiene límites, pero el portavoz parlamentario del PP, Alfonso
Alonso, no parece conocerlos. Decir que los desempleados sin prestación son los
parados de Zapatero, trasciende lo demagógico. Es, sencillamente, una indecencia.
A estas alturas, todo el mundo sabe porque las hemerotecas son testigos
insobornables, que el origen de la burbuja inmobiliaria -causa principal de que
millones de personas abandonaran estudios y oficios por el ladrillo y ahora se
vean en el paro- se fraguó siendo presidente del gobierno José María Aznar.
Después, Zapatero dejó que siguiera mandando el principio liberal laissez faire, laissez passer, y ese fue
su enorme, su inmenso error. Sin embargo, cuando una bomba estalla dejando
víctimas, no es el momento de discutir quién fue más culpable, si el que
fabricó la bomba o el que no la desactivó a tiempo, pudiendo hacerlo. Ahora,
señor Alonso, hay que socorrer a los heridos, que no son ni de Aznar ni de
Zapatero, sino de España, y el deber del gobierno, sea del partido que sea, es
atenderles sin rechistar.
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